Puedo fingir que son las palabras las que ya no me duelen, quisiera que pudieras escuchar el dolor que existe en mi y que lastima a diario, no existen palabras escritas para describirlo, ni palabra inventada por el hombre para nombrar este insoportable malestar, tu y alguien más, yo y yo nada más. Mi yo silencioso que arrastra su pena y va dejando una estela de miedo, que se siente en la carne, como una navaja abriendo la piel, como si te sacaran los ojos, como si te taladraran el pecho. Y después el yo deja de ser yo, para ser dos, yo y alguien más… Me identifico con este viejo sentimiento, esta calidad sensación, pero me centro en el dolor, para no olvidar estar precavido y si es necesario matar este afecto de inmediato, para evitar lastimar mi ser otra vez.
Y sin darme cuenta, ya no soy yo, la incertidumbre de seguir aquí, de que pasara, de que también te irás, este perro pesimismo, esta perra sensación, esta carga inútil que llevo conmigo y que solo complica mi vida. Pero hay un somos, quiero creer que existe un somos, me siento agradecido de haber pasado por este infierno, y por un momento me gusta engañarme y pesar que hay un razón por la que te conocí, que estaba aquí por una razón, me gusta fingir que es el destino que hizo que te por un pequeño y mínimo, cósmico instante, el sentirte tan cercas de mi… Valió este jodido recorrido. Hay una pequeña partícula de oscuridad en mi corazón, pero fuera de eso solo está tu, tu y yo, y esto todo lo que me importa ahora mismo…
Gracias a mi amigo Omar Govea por estar alli en esta revelacion
